Si en el anterior artículo comentábamos la importancia que tiene el material (acero o aluminio) a la hora de comprar una silla de ruedas para nuestro mayores, hoy tendremos en cuenta otras consideraciones como son las medidas o bien las ruedas.
Las sillas pueden tener diferentes anchuras (37,40, 43, 46, 49, y 52 cms) de asiento en función de la corpulencia o no del usuario. Este dato puede ser interesante sobre todo si queremos utilizar la silla para la calle y también en casa. La necesidad de introducirla en un ascensor, o bien de pasar por las puertas nunca amplias de una vivienda, hace que sea necesario tomar medidas de estas, especialmente la del baño, la más estrecha para poder acertar a la hora de la adquisición.
Ese mismo uso combinado de la silla para la calle como para casa condiciona también la elección del tamaño de las ruedas. La rueda trasera grande de aire que amortigua mejor el paseo por las calles mal empedradas, puede ser un hándicap en casa por sus dimensiones. Si elegimos una rueda trasera pequeña maciza podemos rentabilizar la silla usándola más cómodamente en casa y luego en la calle. Decir también que existen en el mercado sillas para su uso exclusivo en casa a las que se les puede incorporar un asiento-inodoro si es necesario y que son fijas, es decir, no se pueden plegar como las anteriores descritas.
Además de estos detalles, y según el uso que pueda hacer el usuario convendrá elegir el asiento y el respaldo. Las sillas de ruedas suelen tener estas dos piezas de material de nylon o cuero, y también si se solicitan pueden ser transpirables, pero si el paciente va a estar muchas horas en la silla es interesante instalar tanto el asiento como el respaldo anatómicos, ya que son bastantes más cómodos. Hay sillas con respaldo reclinable incluso, lo cual permite un mayor descanso al usuario.
A partir de aquí solo nos queda comentar que la mayoría de las sillas excepto las fijas de interior (no plegables y de estructura más simple) tienen el reposa-brazos y el reposa-pies abatibles para facilitar el traslado del paciente de la silla a la cama o a un sofá, por ejemplo. El reposa-pies también se puede regular en altura, lo cual es muy importante para adaptar la silla al paciente, ya que nunca debe ser el paciente el que se tenga que adaptar a la silla.
Son numerosos los accesorios que se pueden añadir a una silla de ruedas como son: soporte para bastones o muletas, mochilas y bolsillos porta-objetos, soporte para bombonas de oxigeno, mesas, apoya cabezas, alargador de freno…en fin que existen múltiples posibilidades en función, primero, de las necesidades del usuario, y segundo, de las necesidades del cuidador para facilitarle la tarea. Todo ello ha de tenerse en cuenta al adquirir una silla de ruedas.
Y recordar, que la decisión de la compra de una silla de ruedas no es algo a tomar a la ligera, son muchos factores los que hay que tener en cuenta para no causar daño al paciente, sino lo contrario, ayudarle, y que si no es un técnico apropiado el que le aconseje mejor buscar un establecimiento acorde a ello, así se evitarán problemas futuros de malas posturas, dolores, escaras…
La silla debe adaptarse al paciente, no ha de ser el paciente quien se adapte a la silla.
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