La compra de una silla de ruedas supone tanto para el usuario como para los familiares una gestión bastante incierta porque afortunadamente es una compra muy inusual.
Si quien la necesita es una persona mayor cuya movilidad se ha visto afectada por el lógico paso de los años deberemos tener una serie de consideraciones a tener en cuenta.
Una de ellas es el material de la silla. Pueden ser de acero o bien de aluminio. Las primeras son resistentes para personas que pesen más de 100 kgs pero también más pesadas y esto es algo a tener muy en cuenta por los familiares y cuidadores porque el paseo diario puede ser muy fatigoso para quien empuja esa silla. Pensemos además que las personas mayores ya sea por falta de fuerza física o bien por tener sus facultades cognitivas alteradas poco pueden ayudar en la autopropulsión de la silla.
Las sillas de aluminio son más ligeras pero si elegimos una de calidad pueden ser igual de resistentes que las de acero.
Hay otra diferencia importante que es lógicamente el precio ya que las de aluminio suelen ser más caras que las de acero pero en nuestra comunidad autónoma la D.G.A. reembolsa con hasta 400€ la compra de estas sillas previa presentación de un informe médico emitido por un especialista del SALUD.
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