Una de las enfermedades más presentes en nuestra sociedad es la diabetes. Se estima que en España hay unos 5 millones de personas que la padecen y unos dos millones sufren la llamada diabetes oculta, es decir, ignoran que la padecen.

La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre son altos. En un análisis de sangre los niveles de glucosa deben ser entre 70-100mg/dl en ayunas. Por encima de estos valores durante un periodo largo de tiempo el exceso de azúcar puede dañar órganos importantes como los riñones, los ojos, los nervios y/o causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y complicaciones en el aparato circulatorio que pueden llegar hasta la amputación de una pierna.

Pero ¿qué importancia tiene la glucosa en nuestro organismo? ¿Cuál es su función? La glucosa proviene de los alimentos, ésta se convierte en energía a través de las células pero para ello necesita una hormona que se fabrica en el páncreas: la insulina. Si la insulina no funciona, no se puede realizar el transporte para metabolizar esa glucosa, permaneciendo en exceso en sangre y allí tenemos el primer problema.

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Existen dos tipos de diabetes. La diabetes tipo I afecta al 10%-20% de la población y se suele detectar en la infancia y adolescencia. En este caso la producción de insulina es deficitaria o totalmente inexistente con lo cual el proceso metabólico (descomposición y absorción de nutrientes) de los alimentos no se realiza correctamente. Como fuente de energía el cuerpo aprovecha las grasas, pero se produce una degradación del hígado y se libera acetona en orina. Todo esto produce un aumento anormal de la sed, necesidad de orinar varias veces incluso por la noche, astenia, adelgazamiento, cansancio y ya en casos severos no detectados ingresos hospitalarios por pérdida de conocimiento. El tratamiento pasa por un conocimiento completo de la enfermedad tanto por el paciente como por los familiares ya que es necesario llevar un control glucémico diario, una dieta adecuada, variada y bien distribuida, controlar el peso, beber mucha agua y que le paciente se inyecte la insulina que su cuerpo no genera. Esta no puede administrarse por vía oral ya que se destruye en el estómago así que se administra en unos prácticos ¨bolígrafos¨ que han sustituido a las incomodas jeringas y donde se regula la insulina precisa. La aguja es muy fina e indolora. Hay que vigilar que no se produzca una hipoglucemia, es decir, una bajada de azúcar por debajo de 60mg/dl y saber como actuar en estos casos.

El otro tipo de diabetes denominada diabetes tipo II afecta al 80%-90% de la población. En este caso hay una secreción insuficiente de insulina o bien son los tejidos incapaces de asimilar esa insulina. Este tipo de diabetes aparece en edades adultas y suele estar asociado a obesidad (80%), colesterol alto y antecedentes familiares. El tratamiento pasa necesariamente por un cambio de estilo de vida eliminando el sobrepeso, haciendo ejercicio (una hora diaria de paseo especialmente después de las comidas) y un control médico con fármacos orales para el control de la glucosa o/e insulina inyectada.

A nivel preventivo decir que es importante mantener unos hábitos de vida saludables en cuanto al peso y a la alimentación, hacer ejercicio y si por alguna circunstancia nuestros valores de azúcar en sangre se alteran mantener una mayor vigilancia. En este caso nos podríamos ayudar de alguna planta hipoglucemiante como el ginseng que incrementa la liberación de la insulina y además regula la formación de glucógeno hepático (forma en que se almacenan los carbohidratos en el hígado) si bien no se recomienda su uso durante un periodo prolongado de tres meses ni en casos de hipertensión arterial o arritmias cardíacas. La indicación principal del ginseng es la mejora del rendimiento físico o mental, astenia, cansancio…

Como dato curioso decir que la primera vez que se extrajo insulina fue en 1921. Fue de un perro y posteriormente se comercializó insulina extraída del cerdo para su evolución hasta que en 1982 se comercializa la primera insulina humana modificada genéticamente. La investigación científica ha permitido obtener el gen que produce la insulina con lo cual su producción es menos costosa y se reducen los riesgos de intolerancias o problemas de rechazo.  Actualmente hay una línea de investigación centrada en la extracción de insulina procedente del cártamo para reducir mas los costes de producción pero aun esta en fase incipiente.

Toña Castán
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