Está claro, el frío está llegando a nosotros, ahora sí que sí. El cuerpo se resiente a veces con las temperaturas, y ya no digamos si se nos levanta un día con temporal, de los que empieza con bajo ceros y nevando, sigue con agua-nieve y acaba con una lluvia intensa que vuelve a ser nieve a 50 bajo cero…bueno, eso no, tampoco nos pasemos que no estamos en la Antártida, pero eso es lo que nos parece.
Aunque no sea realmente necesario que estemos ante un clima tan extremo, sí es cierto que en estas fechas los catarros son parte del día a día, es mucho más fácil coger algo que no nos pertenece y acabar con el pañuelo a cuestas y una nariz como la de los renos de Papa Noel.
Al contrario de lo que la creencia popular piensa, el frío no es el responsable directo de que aumenten los catarros en invierno, sino que es responsable indirecto pues el frío facilita la transmisión de los más de 200 tipos de virus que provocan los resfriados. Abrigarse es una forma de ayudar al cuerpo con las defensas, mantener el cuerpo caliente no hace más que frenar la transmisión del virus.
En invierno solemos estar durante más tiempo en espacios cerrados, en casa o bares al abrigo del calor, y es ahí donde los virus campan a sus anchas. Por lo general al estar tantos y tan juntos en espacios con la calefacción enchufada, la humedad relativa es más baja, por lo que es más fácil toser y expulsar los virus. Y cuanto más juntos, más fácil lo tienen los amigos para moverse de uno a otro de nosotros y acabar todos acatarrados. Sin nombrar a los pequeños de la casa, los niños, nunca paran y el hecho de estar de aquí para allá hace que «tengan» más fácil acatarrarse ya que la superficie por la que se mueven es mayor.
En adición a lo ya dicho, con las bajas temperaturas la nariz se queda fría, y en consecuencia al respirar todo el tracto respiratorio se va enfriando provocando que los cilios del tracto respiratorio se ralentizan. Los cilios son parte fundamental del sistema de defensas del sistema respiratorio que se encarga de captar intrusos y expulsarlos con movimientos parecidos a un remo que arrastran el moco hacia el exterior eliminando los virus y bacterias. Si el proceso es más lento lo que se provoca es que el virus este más rato en el tracto respiratorio y pueda acumularse.
Hay un refrán común que va muy bien para todo esto: más vale prevenir que curar.
Una buena defensa es la mejor forma de empezar a prepararse para todos estos procesos. Hay procesos que estimulan la actividad del sistema inmune, como son cosas tan simples como dormir o el sexo, cosas fáciles y muy placenteras, ¿verdad?
Pero en ciertas ocasiones se necesita un plus para ayudar a nuestro organismo.
Un punto clave para ayudar al sistema defensivo es una correcta alimentación, que sea variada y completa, no solo comer lo que nos gusta sino alimentos de todo el espectro. El cuerpo necesita energía para la formación de los anticuerpos, si nos alimentamos mal o estamos carentes de algún componente (vitaminas por ejemplo), el proceso de síntesis de anticuerpos se verá mermado y estaremos más expuestos a un catarro. Los suplementos vitamínicos pueden ayudarnos en estas temporadas a complementar las carencias que tengamos, y compuestos más concretos para carencias específicas, así por ejemplo la jalea real sería buena para estados de cansancio, días que notamos que nos pesa todo, en ese caso un empujón extra estimulará también un aumento de las defensas.
El catálogo de este tipo de productos es muy amplio, acércate y pregúntanos ante cualquier duda que puedas tener, o comenta en este artículo preguntándonos y gustosamente responderemos.
Ya sabéis, a disfrutar la nieve de estos días, y a no pillar nada que no queramos, que luego se nos irrita la nariz de tanto estar con el pañuelo.
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